El tiempo es una imagen móvil de la eternidad

lunes, 14 de marzo de 2011

Las supermujeres

Querido  Nuevo Siglo,

     Con tu llegada llegaría el tiempo de las mujeres en que serían escuchadas y visibles en  sus reivindicaciones, donde se analizaría su situación para poner fin a un tiempo demasiado largo ya de discrimaciones de la mujer por el simple hecho de serlo, basándose en la creencia falsa de que es el ser débil, incapaz de tomar decisiciones, con cambios de humor que le impedirían estar al cien por cien en cualquier empresa que realicen, seres pasionales cuya sensibilidad sería utilizada para derrotarla y ganarle la partida.

     Todo eso lo sufren las mujeres a día de hoy, prejuicios sin base científica alguna, simple palabrería de una buena campaña de márketing orquestada para evitar que la mujer arrebate derechos que históricamente le han pertenecido al hombre. Pero la mujer ha salido de casa, ha encontrado trabajo, tiene su propia remuneración, decide sobre su capacidad reproductora... ha ganado terreno, pero sigue recayendo sobre sus hombros todo el peso de las tareas pasadas, las consideradas femeninas, esto es, la casa y los hijos. Por tanto son, a día de hoy, unas mujeres con doble carga y se les ve cansadas, fatigadas, estresadas, etc. sin que se vea por ninguna parte recompensa a tanto esfuerzo.

     Las nuevas generaciones criadas por estas supermujeres ven a sus madres a un ritmo de vida que casi no les permite disfrutar de sí mismas, siempre preocupándose por los demás, haciendo frente  a  determinadas renuncias en el plano personal unas veces, en el profesional otras, para lograr tener lo que a sus colegas masculinos se les concede. Son testigos sus hijas de este monumental esfuerzo y estamos ante la posibilidad de que esta nueva generación que entra llamando  a la puerta no quiera seguir con ese rol, no acepte la doble carga y decida no tener hijos, ya que en países como el nuestro ser madre limita tus derechos, está penalizado en el mundo laboral. Quizás para el mundo empresarial esta sea una buena noticia, pero para el futuro del ser humano es un estacazo en el corazón, una decisión que lo aboca a su extinción.

     No se sabe cuál es el verdadero coste de este acoso a la maternidad, pero si la maternidad cae... caemos todos.

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