El tiempo es una imagen móvil de la eternidad

lunes, 15 de agosto de 2011

¡Qué suerte tienen los niños!

Querido Nuevo Siglo (6):
     Por mucho que lo digamos alto y claro los cambios son lentos y a veces imperceptibles. Las nuevas generaciones parecen haber echado el freno y ven más hacia atrás que hacia adelante. Contradicciones que parecen sacadas de otra época en la que la igualdad era un derecho a conseguir y no un derecho consolidado como hoy en día debería ser. Un retroceso palpable que nos condena a todas a seguir patrones que nos anquilosan como personas de segunda clase sólo por el hecho de  haber nacido mujeres.

     El otro día estaba sentada en la playa al lado de una típica familia media con papá, mamá y la parejita. Una estampa ideal en la que se dio el siguiente caso. La niña, de unos seis años, y con ganas de orinar se levanta de su sitio y se aleja un poco de sus padres y se pone a orinar de pie, como si fuese un niño. Su padre se acerca y le pregunta qué hace. Ella le dice que lo quiere hacer como lo hacen los niños. El padre se acerca a la madre para contárselo y ésta le cuenta que no es la primera vez que lo hace, que desde un tiempo a esta parte repite varias veces al día que es mejor ser niño y le pregunta por qué ella no nació niño. El padre se sorprende y sólo le responde a su hija que no piense tanto, que cada uno es lo que es y punto. La madre, en cambio, sabe por qué la niña piensa así. Con seis añitos sufre discriminación en el colegio porque es la única niña de su clase que prefiere jugar al fútbol a estar sentada con las demás niñas en el patio sin hacer nada, pero además la niña es muy buena jugando al fúlbol, mejor que la mayoría de los niños y esto a ellos no les gusta y muchas veces no le dejan jugar con ellos. Las niñas la ven rara porque casi nunca está con ellas y tampoco la llaman para jugar, y cuando lo hacen ella se aburre al poco de comenzar a jugar. Llegó a casa varias veces llorando y diciendo que no le gusta ser niña porque no puede jugar al fútbol cuando quiere, no le dejan, porque le dicen que es una niña, sin más razón que ésa. Y siempre que vuelve del colegio repite lo mismo. ¡Qué suerte tienen los niños!

     Al padre no le gusta lo que escucha, pero la madre entiende qué la pasa a su hija, y a mí, mientras escuchaba todo esto, se me cayó el alma a los pies al saber que nada había cambiado, que en el patio aún existen espacios para niñas y para niños, colores de niña y colores de niño, amigas para las niñas y amigos para los niños, etc. Me dolió descubrir que esta pequeña descubrió en este siglo XXI lo que nunca debería haber vivido, la discriminación por ser mujer en una sociedad que dice que la igualdad es ya un derecho consolidado. Lo pueden decir cuántas veces quieran pero la realidad es el día a día, dónde hablan los hechos y se olvida el significado de la palabra igualdad.

     No sé hacian dónde caminamos, pero aún hay mucho que hacer, mucho que decir, muchas barreras que derrumbar y mucho que demostrar. La igualdad, en este nuevo siglo, sigue siendo un derecho a reivindicar. 

     Un abrazo grande desde Babia, desde donde soñamos que otro mundo es posible.

2 comentarios:

  1. Eu fun coma esa nena que describes, xogaba ao fútbol cos rapaces e as nenas me discriminaban e me miraban mal, por sorte os rapaces cos que xoguei non lles importou (ata determinade idade) a que sexo pertencese... Triste realidade que se ven repetindo ano tras ano, xeración tras xeración dende hai séculos... na educación está o cambio.

    ResponderEliminar
  2. Moi, moi triste que a educación neste século XXI aínda se faga segundo o sexo das persoas, levamos por bandeira a loita contra a discriminación e nas cousas máis básicas do día a día en vez de tratar as persoas como persoas sen importar ao seu sexo facemos este retroceso. Non sei se algún día cambiarán as cousas, pero hai que estar ao lado desas nenas.

    ResponderEliminar