El tiempo es una imagen móvil de la eternidad

miércoles, 21 de marzo de 2012

Un simple gesto

¿Por qué no...

                        sonreír a quien tenemos al lado? Lanzarle un misil en forma de sonrisa sin importar si es hombre o mujer, conocido o anónimo, y que sólo el hecho de estar en el mismo sitio en el mismo momento sea más que suficiente para detenernos a observarlo descaradamente, y cuando haya percibido nuestro interés, sonreírle.

     No creo que sea un ejercicio demasiado complicado para no llevarlo a cabo. Un simple gesto que nos despertará algo dentro, y moverá un poco este mundo estático que hemos construído. No hay que detener ese movimiento. A nuestro alrededor hay personas maravillosas que no tratamos porque no sabemos cómo hacerlo y nos perdemos sus conversaciones, sus ideas, sus historias y sus sonrisas. Decimos que estamos solos pero ni siquiera somos capaces de invertir un minuto de tiempo para  levantar la cabeza de nuestro ombligo y saber quién se sienta a nuestro lado, quién vive en la puerta de enfrente, a quién le compramos el pan o la fruta.  Pueden convertirse en una buena compañía o en el mejor informador para las oportunidades que tanto hacen falta hoy en día...¿por qué no alzar la vista para descubrirlo?

     En muchos casos es el miedo el que nos frena a descubrirlo; percibimos como una amenaza el hablar con un desconocido, o a tener que responderle comenzando una conversación que no esperábamos.Estamos tan acostumbrados a ser individuos solitarios que hasta la más mínima expresión de humanidad la estudiamos con lupa e, incluso si nos gusta, la vemos con curiosidad porque no es normal que un desconocido nos sonría. No lo teníamos ensayado. Pero, en cambio, cuando se anuncia que la mujer que da abrazos por el mundo va a hacer escala en la ciudad nos ponemos en fila india a la espera de nuestro momento. Nos lo da y automáticamente dejamos sitio para otra persona que, desde atrás, ya nos acecha. Nos marchamos de allí y ya no la volveremos a ver más, pero nos dio un abrazo tal y como anunciaban, y esa noche dormimos tranquilos. Sin embargo, seguimos sintiéndonos incapaces de sonreírle a alguien que nos parezca agradable, sin pensar que a lo mejor, al igual que nosotros esa persona estaba en la misma fila de la señora de los abrazos esperando su turno...

     Yo sigo preguntándome, ¿por qué no sonreír a quien tenemos al lado?

2 comentarios:

  1. É unha gran frase eso de "¿por qué no?"... ás veces nin sequera nos molestamos en ver á xente que temos preto e que precisa un sorriso ou un abrazo, se non somos capaces de romper esa barreira (chámalle timidez, medo ou dúbida) con alguén que temos confianza, non é de extrañar que un descoñecido nos asuste.

    Ainda con todo esto eu regálolle un sorriso a quen interactua en sociedade, non a eses comechóns que van cos cascos postos escoitando sabe dios que aillándose do mundo zoocial no que vivimos ou vai co móbil pegado á man. Ás veces é difícil atopar quen esté aberto a interactuar, pero non hai que esquecer os pequenos detalles, un saudo un sorriso, un xesto... calquera cousa vale para facernos sentir humanos de novo.

    Totalmente de acordo con este artigo. Gústame! :D

    ResponderEliminar