El tiempo es una imagen móvil de la eternidad

miércoles, 7 de marzo de 2012

La negatividad

Querida Gould:

     Cada día despierto con el mismo pensamiento: la vida es maravillosa. Pero cada día el pensamiento se me viene abajo con cualquier pequeño detalle que me conecte con la realidad que todos llevamos pegada a la suela de los zapatos. El optimismo se encoge como lo haría un buen gimnasta frente a los constantes golpes de todos los tristes, deprimidos, pesimistas, realistas alicaídos o simples existencialistas cansados de sí mismos.

     El negativismo se contagia más que la gripe, es la gran plaga de este moderno siglo XXI, es como un torrente que sin darte cuenta te arrastra como  marea que por veces parece ser un sutnami imparable que acabará por absorbernos a todos. O como el viento en medio de una tormenta que al contacto de fuertes presiones se hace huracaán, y si se tropieza contigo la atracción que ejerce en ti es lo único que podrás advertir, pero ya no hay posibles negativas ni forma humana de huir, así, así de virulenta es  la negatividad. Y pobre del que piense que se mantendrá a salvo si permanece en casa, no hay sitio al que no llegue el negativismo, puedes cerrar puertas y ventanas, pero las desgracias se oyen a través de los tabiques, las sirenas de las ambulancias y policía pasan también por tu calle, los probleas ajenos con la familia que te visita los domingos o los amigos que no te visitan. Los males de cabeza que no te dejan dormir pueden venir del bando que se apropia de tu dinero o de un ladrón que te asalta de noche;  Puede suceder una caída en el baño, o una enfermedad degenerativa, una pérdida o un encuentro casual... todo puede desencadenar que el negativismo aparezca en tu vida y te lleve a formar parte del gran amalgama de gente que estamos ya enfermos.

     Sé que tú has sido capaz de convivir con este mal, que incluso has logrado que, una vez conscientes que nunca nos va a abandonar, podemos trazar líneas entre lo que somos y lo que no somos, la realidad y la imaginación, y lograr así seguir respirando, a sabiendas que la felicidad es una utopía, pero que la tristeza no tiene por qué ser nuestra compañera de cama todas las noches, incluso alguna noche has conseguido cambiar de compañía a otra más agradable y cariñosa.

    Espero conocer tu receta, Goudl, ya no sé dónde esconderme.

    Un abrazo grande desde Babia.

2 comentarios:

  1. O peor deste virus chamado negatividade é que non hai vacina. É difícil pero non imposible vivir con unha realidade gris, eu coma Gould intento vivir con esta realidade, e ás veces sorpréndome porque consigo manterme en pé... Non hai que deixar de intentalo seguro que conseguiremos obter a nosa recomensa co esforzo!

    ResponderEliminar
  2. E certamente un virus, e reprodúcese exponendialmente, non hai sinais claros de que estás infectada, ata que xa eres unhas das súas vitimas, pero hai instrumentos, armas coas que facerlle fronte, temos capacidades para afastalo de nós, non hai que deixar nunca de intentalo!

    ResponderEliminar