Escuchar el fantasma del miedo y la apatía.
Tu voz había vuelto a casa,
libre ya de ataduras me dediqué a ti.
Un segundo,
de la soledad acumulada que cada uno de nosotros
estaba temblando
y sin decir nada más me reconociste,
que seguía viviendo en ti
Fuiste mi alegría cuando había perdido la sonrisa,
mi ángel salvador,
para darme un motivo,
una alegría más para vivir.
momentos perfectos desde que te conocí y
ahora que parece que me crees.
Que bonito poder formar con alguén unha ponte indestructible de comunicación... ogallá dende a miña posición de zoocióloga poida acadar ese soño.
ResponderEliminar