Día del padre

Querido Jarei (2):

     Tus palabras han calmado un poco mi alma, pero aún no soy capaz de recuperar la calma que me devuelva noches de felices sueños y dulces despertares. Sigo buscando el sentido a todo esto, y hoy lo hago pegado al teléfono, ya ves, con la esperanza puesta en las cosas pequeñas como que hoy es el día del padre y me gustaría que mis hijos me recordasen que yo soy padre.

      Pero si lo pienso fríamente no sé bien qué espero, ya que nunca me había planteado tener familia hasta que ya era un hecho incontestable que la tenía, no supe nunca cuál era mi papel frente a esas dos personas que compartían código genético conmigo. Me dediqué a seguir con mi vida cubriendo sus necesidades a medida que aparecían, sin poner mis ingredientes en su educación, e iba viendo como espectador privilegiado el gran teatro del mundo que tenía lugar en mi propia casa, pero sin participar demasiado, aunque en el fondo desease alzar la voz y aportarles algo más que lo material, nunca lo hice, nunca supe hacerlo. No sé si estas cosas se aprenden, se heredan o se intuyen, pero mi padre fue un ser opaco y gris que sólo daba órdenes y que no esperaba a que fuesen cumplidas para levantar la mano sobre cualquiera de sus hijos; su casa era su altar y él el único dios verdadero. Yo me declaré ateo enseguida, pero sufrí su cólera más de una vez por mi falta de fe en una superioridad que solamente él proclamaba. No me enseñó nada más que un padre está para imponerse y  ser obedecido por los que le rodean. 

     Hay días en los que dudo que yo haya sido padre alguna vez. Sé que fui parte en la economía familiar, en el orden doméstico que allí reinaba, pero nunca supe qué hacer cuando quedaba a solas con mis hijos, estaba perdido en sus actividades y con sus amigos, a sus parejas nunca les veía futuro y nunca quise tener nietos, para no sentir mayor vergüenza ante personas que siendo parte de mí no son más extraños que cualquiera que se siente a mi lado en el parque por la tarde. Me siento triste al decirlo, pero es que no entiendo el guión de mi vida, soy como un personaje que después de años interpretanto el mismo papel, se encuentra ahora su serie ha sido cancelada, pero ya no se acuerda como se vuelve a ser uno mismo.

     Cualquier otro día no pensaría en estas cosas, pero hoy, día del padre, me pregunto qué pensarán mis hijos de mí, si han tenido otros referentes o como me pasó a mi con mi padre, los he convertido en seres incapaces de ejercer ese papel en la vida, ¿los habrá convertido en simples figurantes o habrán conseguido el papel principal?

     Es duro sentirse viejo, amigo, pero peor es sentirse viejo y derrotado. Para esto no hay vacuna, sólo dolor y resentimiento. Pero sigo caminando asido a tu mano.

     Un saludo desde Babia.